En la sala de espera de un aeropuerto, un grupo de viajeros se distraen hasta la salida de su vuelo. La mayoría de ellos lo hacen con un smartphone, una tablet o un portátil entre las manos.
En una de las familias se ve cómo una chica trata de convencer a sus padres de que le compren algo que se encuentra en la pantalla de su móvil de última generación. Es una imagen muy habitual, la de unos padres fatigados por los antojos de sus hijos.
Si antes esta situación se daba ante la televisión, ahora todo gira en torno a Internet. El hecho de que así sea, permite que las marcas dirijan sus campañas a sus potenciales clientes, entre ellos, los que son capaces de acosar a sus familias hasta que saquen la cartera.
Al final, los padres de la chica terminan cediendo. Realizan una compra online aceptando unas cookies que no han leído, y confirman la compra tras pinchar que han también han leído los términos y condiciones de uso.
Esas pequeñas mentiras las hacemos a diario cada vez que visitamos una web o compramos en un e-commerce. Podríamos pensar que se trata de una mera formalidad que han de cumplir los sitios de Internet, pero la realidad es otra.
Data brokers, no te suenan pero saben mucho sobre ti
Todo lo que haces se registra desde el momento en el que te conectas a Internet. Se guarda información sobre el dispositivo que utilizas, los momentos del día en los que navegas, desde dónde lo haces, y por supuesto, los sitios que visitas y cuánto tiempo permaneces en cada página.
Queda registrado lo que llama tu atención, lo que metes en una lista de deseos, los enlaces que pasas a tus contactos y compartes en redes sociales. Este registro de información forma parte de un proceso conocido como Big Data. A pesar de su novedad, el mercado del Big Data está reconocido como uno de los que más crecerá en los próximos años .
Y es que la información que se recoge a través de las tecnologías que consumimos, vale su peso en oro. Dentro del engranaje del Big Data, los data brokers son los actores encargados de recoger y clasificar esa información. Después de procesarla, crean perfiles de los consumidores para vendérselos a las empresas y ahí es de donde obtienen beneficios.
Las compañías que compran esa información la utilizan para hacer campañas de publicidad con mensajes personalizados. Conocer los deseos de los consumidores genera mayores ventas a los clientes de los data brokers. Todo gracias a una materia prima que muchos usuarios infravaloran al pensar que información como un “Me gusta” en Facebook o un correo electrónico no tienen demasiada importancia.
Sin embargo, el problema no está en cuánto saben sobre los internautas, sino en cómo utilizan la información que obtienen. Además, se trata de empresas que a casi nadie le suena su nombre, otro hecho que debería preocuparnos como propietarios de la información que manejan.
Qué se sabe de los data brokers
Facebook y Google suelen venir a la mente a la hora de hablar de privacidad y de cómo este tipo de empresas recopilan todo tipo de información de los usuarios. Sin embargo, ninguna de ellas se encuentran dentro de las nueve que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) estudia en este informe.
Acxiom y Experian son algunas de las más fuertes de la industria. Hay poca información sobre estas compañías, aunque se sabe que se suelen especializar en recopilar información sobre determinadas materias para ganar competitividad.
También se sabe que sus clientes son, en su mayoría, entidades de crédito, y se conoce un caso en particular en el que una agencia de crédito se lucra con el negocio de los data brokers. Esta es Experian, una reconocida agencia de crédito que, según denuncia Amnistía Internacional (2), utiliza su base de datos de 235 millones de consumidores estadounidenses, y aunque no lo han podido demostrar, podría haber discriminación a la hora de conceder créditos.
Imaginemos por un momento lo que podría significar que los seguros de salud compren información sobre perfiles de consumidores donde figuren su nivel de salud. En estos casos, también podría darse discriminación, ya que como empresas privadas, podrían vetar a determinados clientes o encarecer sus servicios a ciertos perfiles.
Información sensible y con margen de error
Acxiom es una de las más mencionadas cuando se busca información sobre data brokers. Según el informe de la FTC, se estima que en su base de datos tienen información de 700 millones de consumidores de todo el mundo, y de ellos, 3.000 están segmentados para el mercado estadounidense.
La mayoría de los datos que recopilan las empresas como Acxion lo hacen sin el consentimiento del consumidor, otra de las características de la industria, según la FTC. La Comisión denunció en 2012 que el tipo de información que recogían no solo se limitaba a datos demográficos o de gustos. Estas empresas también construían perfiles en torno a la religión practicada, la etnia o las inclinaciones políticas. Datos que violan la privacidad de los usuarios.
Ellos se defienden alegando que no infringen dicha privacidad al crear perfiles de consumidores, ya que utilizan estos datos para beneficiarles y ofrecerles publicidad de productos y servicios que cubren sus necesidades.
Otro aspecto preocupante es el margen de error con el que trabajan. Un alto cargo en el sector de los datos comerciales confesó a Amnistía Internacional que “Toda la industria se basa en los márgenes de error”, es decir, que recopilar los datos, cruzarlos con otras bases y generar un perfil no es una ciencia exacta. El panorama de estas empresas es que poseen datos muy sensibles y además, se pueden equivocar a la hora de encasillar a los consumidores. Cabe preguntarse, ¿de qué manera nos veremos afectados los consumidores?
¿Debemos preocuparnos de los data brokers en España?
Por el momento, en España no opera ninguna de estas empresas. El país cuenta con una Ley Orgánica de Protección de Datos garantista que, de no cumplirse, la Agencia Española de Protección de Datos puede imponer multas millonarias.
José Vicente Lucas, promotor de la web saberlotodo.com, es uno de los casos más llamativos que hemos visto dentro de nuestras fronteras. El portal comenzó en 2004 vendiendo datos personales de ciudadanos españoles a empresas. Los precios rondaban los 210€ una consulta puntual, y 1.400€ el acceso a los datos mediante una “tarifa plana”.
Algunos medios apuntaron que José Vicente Lucas gestionaba información del 80% de los españoles y esta era extraída del Censo Electoral y del Padrón de Municipios. Por si no fuera poco, tenía una licencia de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones con el que podía acceder a 22 millones de datos de teléfonos públicos.
Tras varias denuncias de ciudadanos, once procedimientos sancionadores y el cambio de nombre de la empresa (saberlotodo.com pasó a llamarse Trumbic), la AEPD le impuso cinco millones de euros de multa.
¿Cómo proteger los datos privados en Internet?
Posiblemente, la seguridad de los datos en la red sea uno de los temas que más hemos hablado últimamente. Hemos visto lo importante que es protegernos si tenemos que conectarnos a una red Wi-Fi pública, también las medidas que hay que tomar para evitar los ataques phishing, los cuales son los que más afectan a los usuarios hoy en día, y por último, es vital saber cuál es la forma más segura de comprar online.
Proteger la información privada podría parecer una utopía para quienes se ven obligados a desarrollar parte de su actividad profesional en Internet, o incluso para quienes no quieren renunciar a las ventajas de vivir con conexión a Internet.
La seguridad de nuestros datos privados pasa por ser conscientes del tratamiento que se le van a dar a los datos que facilitamos en todo momento, desde que se realiza una compra online hasta cuando se deja el nombre y el correo electrónico en una tienda tradicional.
Resulta tedioso, pero necesario el tener que leer las políticas de cookies, así como los términos y condiciones de uso de una web cada vez que se quiere comprar o incluso instalar alguna aplicación en un dispositivo. Solo así sabremos los usuarios a dónde irán a parar nuestros datos, y una vez lo sepamos, preguntarse si es necesario que conozcan toda la información que piden.
Muchas veces, esta cuestión nos lleva a darnos cuenta de que la vulnerabilidad del usuario en Internet y la necesidad de protegerse. Hay usuarios que trabajan con información sensible, emprendedores y freelancers que, por distintas cuestiones, necesitan preservar su privacidad online. Pensando en este problema, ODS imparte formación a quienes buscan reforzar su seguridad en la red. Al fin y al cabo, no podemos olvidar que, aunque el consumidor siempre tiene la última palabra, no está exento de que su información personal se utilice en su contra.[:]