Una de las cosas más maravillosas de la tecnología es que donde quiera que vayas puedes estar conectado a Internet. Ya sea para ponerte al día con tus amigos o para comprar urgentemente algo con un par de clicks, las redes Wi-Fi públicas permiten que nunca perdamos contacto con el mundo.

Sin embargo, hay un inconveniente en el uso de redes públicas y la clave reside en su propio nombre. Las redes Wi-Fi abiertas son puntos de acceso a las que muchas personas se conectan. Eso las convierte en una herramienta menos segura de lo que sería la red privada de tu casa.

En otras palabras, cualquiera con ganas de curiosear podría saber lo que estás haciendo en tus dispositivos, los archivos que envías y recibes, o incluso información importante que puede estar pasando por la red pública. Tanto si estás realizando una pequeña compra online, como si estás poniéndote al día con el trabajo, es posible que tus datos no estén seguros.

Afortunadamente, se puede llevar a cabo una serie de medidas que garantizan la seguridad de nuestra información para mantenerla a salvo mientras usamos redes Wi-Fi públicas.

No te conectes automáticamente

Es innegable que la tecnología nos vuelve un poquito vagos. Permitimos que nuestro navegador rellene campos automáticamente con información personal, así ahorramos el tiempo y esfuerzo que supone teclear. Lo mismo hacemos cuando nos conectamos automáticamente a un Wi-Fi abierto.

Lo cierto es que en un principio puede parecer una buena idea para quienes están todo el día fuera de casa y necesitan estar continuamente conectados, pero la realidad es que esto entraña riesgos para nuestra privacidad. Si tu dispositivo se conecta a redes públicas sin antes pedir los permisos pertinentes, puede que te estés exponiendo sin saberlo a una conexión peligrosa. Hay quien se conecta a redes públicas con el fin de robar información de los más descuidados.

Esto no es algo que preocupe a mucha gente. La mayoría de los smartphones de última generación vienen con la función que impide que se conecte automáticamente habilitada, lo cual hace que tus datos y privacidad no estén tan desprotegidos. Dicho esto, no está demás revisar que sigue habilitada, y es que aunque puede ser tedioso tener que confirmar la conexión cada vez que te conectes en ciertos lugares, también se trata de una medida preventiva que podría ahorrarte disgustos.

Cuidado con lo que compartes

Seguramente, en casa compartes muchas cosas dentro de tu red privada. Por ejemplo, si tienes una impresora es probable que la conectes a tu router para que cualquiera pueda enviar los archivos que necesitan imprimirse. De esta manera, se puede compartir muchas otras cosas como música o archivos, y es una forma de tener a mano tus archivos y trabajar en casa sin complicarse mucho la vida.

El problema llega cuando no desactivas la función de compartir a pesar de que no estás utilizándola. Es posible que creas que no debe ser para tanto, al fin y al cabo, lo máximo que podrán ver son las canciones que reproduces a través de tus dispositivos. Sin embargo, esta conexión es la que necesitan los hackers para penetrar en los sistemas que están conectados a una red pública.

Para prevenir esto, lo mejor que puedes hacer es desactivar la función de compartir. Algunos ordenadores permiten escoger el tipo de conexión a la que conectarse antes de hacerlo por primera vez. En el caso de que elijas redes públicas, el dispositivo dejará de compartir archivos para que tus datos estén seguros. No obstante, sigue siendo recomendable ir hasta Ajustes de Internet para desactivar esta función, así tu dispositivo no podrá ser reconocido.

Instala un VPN

Si quieres sentirte seguro usando una red Wi-Fi abierta, prueba a instalar una VPN (Virtual Private Network). Una Red Privada Virtual permite enviar y recibir datos a través de una red segura, a pesar de estar conectado a una red pública. Dicho de otra manera, puedes disfrutar de los beneficios de una red privada aunque te conectes desde el móvil. Se trata de una buena medida a tener en cuenta a la hora de proteger tu privacidad.

Con una VPN podrás navegar por Internet como si estuvieras haciéndolo en casa. No tendrás que preocuparte de las conexiones automáticas a la Red, o los datos que compartes porque esta tecnología te protegerá.

La cuestión radica en que muchos servicios VPN son de pago, y aunque es posible obtener algunos gratis, no ofrecen toda la seguridad que presentan las versiones de pago. Pero hay que valorar la tranquilidad que dan, así que puedes probar con una suscripción mensual de servicios como Windscribe o TunnelBear.

Tunnelbear_VPN

Fíjate en el nombre de la red

Llevas todo el día fuera y de repente se te ocurre echar un vistazo a tu bandeja de entrada. Abres los ajustes de red en tu dispositivo para ver a qué redes públicas te puedes conectar. Compruebas que la cafetería en la que estás tiene una red Wi-Fi gratuita, así que es probable que te sientas tentado a hacer click en donde pone “Cafetería con Wi-Fi Gratis”.

Antes de que lo hagas, pregunta al personal si es así como se llama la red pública que tienen habilitada, porque lo habitual es que este tipo de redes tengan otro nombre y es posible que los hackers aprovechen estos sitios para establecer una conexión maliciosa y obtener así, un mayor número de víctimas.

En definitiva, si no estás seguro, pregunta y aunque lo estés no está demás hacerlo. De hecho, la mayoría de cafeterías tienen contraseñas para poder acceder al Wi-Fi y es habitual que la cambien semanalmente o incluso cada día para asegurar la privacidad de sus clientes. No dudes en hablar con el personal del establecimiento antes de conectarte, ¡siempre es mejor prevenir que curar!

Doble factor de autentificación

Hay muchas páginas web que ofrecen la posibilidad de habilitar el doble factor de autentificación. Por si aún no sabes de qué se trata, el factor de doble autentificación es una medida que se utiliza para asegurar al usuario de que solo él puede entrar en el sitio web o dispositivo. Para ello se habilitan dos pasos previos al acceso, de ahí su denominación. En el primero, se suele pedir el nombre de usuario y la contraseña. Una vez que los introduzcas, en vez de entrar inmediatamente, se mostrará un segundo paso que deberás completar.

En muchos casos se trata de un código o un texto que llega a tu teléfono móvil y que deberás introducir en la web para confirmar que, efectivamente, eres tú quien está tratando de acceder. También puedes descargar una aplicación específica para el doble factor de autentificación. La función de este tipo de herramientas es la de notificar cuándo alguien está entrando en alguna de las páginas web que utilizas, por lo que tendrás que aprobar esta acción y solo te tomará un segundo. Muchas veces esta notificación también incluye información como la hora y la dirección IP.

En el caso de que recibas una notificación y no seas tú el que está entrando, entonces sabrás que hay alguien que está tratando de acceder a tu información. De esta forma, podrás denegar el acceso y aumentar tu protección sabiendo que tu privacidad está a salvo. No te llevará mucho tiempo proceder de esta manera y es muy recomendable saber que eres el único que tiene acceso a tus sitios web.

Usa cortafuegos

Para muchas personas, los cortafuegos son herramientas muy complejas. Por ejemplo, es habitual que un cortafuegos bloquee lo que estás tratando de descargar. Y si a pesar de eso, has sido capaz de completar la descarga, puede que te pregunte si el archivo tiene los permisos necesarios para realizar cambios en tu dispositivo. Es fácil que con todo este jaleo te plantees deshabilitar el cortafuegos, pero será mejor que no lo hagas si quieres estar seguro en una red Wi-Fi abierta.

La mayoría de dispositivos incorporan cortafuegos, por lo que todo lo que necesitas hacer es comprobar que este sistema siga operativo. Para ello, debes entrar en el Panel de Control de tu dispositivo con Windows o en la pantalla Preferencias de Sistema si tienes un Mac.

No te preocupes si ves que tu dispositivo no integra un cortafuegos, ya que lo podrás descargar de Internet. Solo asegúrate de que el cortafuegos es auténtico en la página desde donde lo vas a descargar. También puedes leer sobre los cortafuegos que recomiendan en los foros de Internet sobre seguridad informática, así te aseguras de que vas a descargar algo seguro.

Consigue un buen antivirus

Esto es básico, tener un antivirus instalado ayuda a proteger tu dispositivo, ya estés conectado a Internet desde casa o fuera de ella. Basta una breve búsqueda para comprobar que es muy fácil conseguir uno bueno, y el coste de la mayoría de ellos no suele ser tan alto cuando a cambio recibes la protección de tus datos personales.

De hecho, hay muchos antivirus que se pueden conseguir gratis. El problema está en que suelen venir con limitaciones, como por ejemplo, la de no poder navegar en anónimo al 100% si no pagas por ella. Sin embargo, las pruebas gratuitas son muy útiles a la hora de comprobar cuál se adapta mejor a tus necesidades. Cuando te decidas por uno, deberás pagar por el grado de seguridad que necesites.

¿Encuentras los precios de los antivirus un pelín elevados? Siempre puedes optar por la suscripción mensual a los servicios para que no tengas que pagar de golpe lo que cuesta un año de protección. Además, es posible que si acabas de comprar tu dispositivo, tengas un año de suscripción gratis a un antivirus, así que prueba a revisar esta opción para ahorrar dinero y proteger tus archivos. Así también tendrás un tiempo para ver si te gusta la herramienta. Como ejemplos de antivirus populares tienes Avast! o AVG, ambos con versiones gratuitas y de pago.

Avast antivirus

Lee los términos y condiciones

Cada vez que instalamos un programa o nos registramos en un sitio web, la mayoría de nosotros mentimos como bellacos cuando seleccionamos la casilla que confirma que hemos leído los términos y condiciones. Son pocas las páginas web que han habilitado mecanismos para que el usuario se pare a leer este aviso, como un tiempo de espera u obligarte a hacer scroll hasta el final del texto. Sin embargo, en la mayoría de sitios basta con seleccionar una casilla para pasar a la siguiente pantalla.

Si te conectas a una red pública Wi-Fi que contiene términos y condiciones, es recomendable que los leas a pesar del valioso tiempo que te podría llevar. Sí, es posible que pienses que lo único que quieres es conectarte para tan solo hacer una cosa, pero piensa que podrías estar aceptando términos que, definitivamente, no harías si te pararas a leer antes.

Por ejemplo, muchas redes Wi-Fi abiertas quieren saber qué buscas en Internet cuando te conectas a ellas a través de tus dispositivos. Puede que en los términos y condiciones también indiquen que van a compartir esa información, o que los datos que te pidan para acceder al Wi-Fi (como un correo electrónico o un número de teléfono) lo compartan con terceros. ¡Definitivamente, no quieres eso! Así que, en vez de ir de cabeza a hacer click en la casilla de confirmación, lee los términos y condiciones. Sí, te llevará un tiempo pero te quitará problemas.

Si es importante, espera a llegar a casa

Aun llevando a cabo todas estas medidas, tu privacidad podría no estar del todo protegida mientras te conectes a una red pública. Por eso, lo mejor es que mientras puedas, esperes a llegar a casa para conectarte. Allí la conexión será mucho más segura y la oportunidad de que alguien acceda a tu dispositivo es más remota.

Por último, si pasas mucho tiempo fuera de casa y necesitas usar una red Wi-Fi pública para terminar algún informe o enviar un e-mail a alguien, es recomendable que lo hagas a través de las técnicas mencionadas, sin duda te ayudarán a mantenerte protegido y serás menos vulnerable a posibles ataques de los hackers.
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